Esta semana, todas las “corcholatas” de la cuarta transformación andan corriendo con sus respectivas licencias y separaciones de cargo con el fin de poder competir en la encuesta que definirá al próximo candidato o candidata a la presidencia de México en 2024, siendo el primero en hacerlo Marcelo Ebrard Casaubón, encargado de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Por lo que todos teníamos la duda sobre quién sería la persona elegida para sustituirlo, algo que el presidente Andrés Manuel López Obrador comunicó en su rueda de prensa matutina: Alicia Bárcena será la nueva canciller mexicana.
De lo poco, muy poco que se le puede reconocer a AMLO es que ha tenido buen ojo para elegir a su titular de la SRE, primero Ebrard quien nos salvó en 2019 de los “castigos divinos” del entonces mandatario estadunidense Donald Trump por las caravanas migrantes, y ahora eligiendo a una mujer muy bien preparada como lo es Bárcena.
En cuanto a lo académico, la nueva integrante del gabinete de López Obrador es egresada de la Facultad de Ciencias de la UNAM. Y no solo eso, cuenta con una maestría en Administración Pública por la Universidad de Harvard, y tiene tres doctorados honoris causa en distintas instituciones.
En su desarrollo profesional, hay dos puestos clave que la califican de inmediato en su nuevo cargo: fue Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) entre 2008 y 2022, y fue Subsecretaria General de Administración en la ONU entre 2007 y 2016.
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Actualmente se desempeñaba como embajadora de México en Chile y hasta donde yo sé no existen quejas en su contra por alguna negligencia en sus labores.
Ahora, lo que se espera de ella como canciller obviamente es que realice sus funciones de una manera impecable. Pero también le sumaría muchos puntos que no actúe como sus demás compañeros de gabinete, es decir, que no espere cumplir solo con las instrucciones del presidente, de lo contrario toda su carrera quedará manchada por prestarse a ser una marioneta más del obradorismo.
Alicia Bárcena cuenta con todas las credenciales para que en tan solo año y medio de gestión que va a tener todos puedan estar de acuerdo en un futuro en que ella se convirtió en la mejor secretaria de Relaciones Exteriores que ha tenido México, solo esperemos que no la riegue, o mejor dicho, que AMLO no la descomponga.
Para saber el desenlace de esta historia faltan casi 18 meses, mientras tanto, nosotros nos leemos mañana en El Acuario.
