Guerra sucia de partidos en Puebla se da de forma interna

Los procesos electorales en México siempre vienen acompañados de guerra sucia, es decir, los actores políticos en lugar de congraciarse ellos con la población votante, buscan descalificar a sus rivales de todas las formas posibles.

Personalmente estoy en contra de la guerra sucia en las campañas políticas, porque las personas que van a emitir su sufragio no piensan en votar por la o el mejor candidato, más bien terminan haciéndolo por quien creen que es el menos peor.

Esto vuelve a las elecciones como mediocres, no por la cantidad de votos emitidos, sino por la mentalidad con la que sale a votar la ciudadanía, y ese inconsciente colectivo se lo pasan a los ganadores de la contienda provocando también gobiernos mediocres.

Pero volviendo al tema, este proceso electoral en Puebla está trayendo guerra sucia de maneras que en mis tres décadas de vida no había visto. Voy a mencionar las que para mí han sido las más inverosímiles para que entiendan de que hablo.

Los primeros en sacar el cobre pero contra ellos mismos fueron los de Morena, el proceso interno para sacar al candidato a la presidencia municipal desató una batalla campal ya que de un lado está el bando de “sean todos bienvenidos” y por el otro lado está la “unidad antichapulines”.

Quien está sacando ventaja de esta guerra sucia es Pepe Chedraui, y precisamente es el que menos dardos ha tirado. Sin embargo, está aplicando la estrategia de Enrique Peña Nieto en 2012, ya que a pesar de ser el candidato más atacado no cayó en provocaciones y a la postre terminó ganando.

De la guerra sucia de Morena vs Morena me sorprendió mucho la estrategia que ocuparon contra Alejandro Carvajal quien para mí sería como el segundo ganador en caso que la contienda interna no la gane Chedraui, ya que lo intentaron ridiculizar diciendo que era el enviado de Vladimir Putin para apoderarse de Puebla.

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La siguiente guerra sucia interna se dio en el PRI, quienes se mantuvieron calladitos hasta la semana pasada que se destapó la cloaca. La salida de 12 personajes importantes del partido provocó una lluvia de dimes y diretes entre los renunciantes y la dirigencia estatal y nacional.

El resultado de esto es el debilitamiento del partido por lo menos en este proceso electoral y la urgencia de en verdad renovarse y darle voz a sus militantes que nunca la han tenido para no desaparecer en las elecciones del 2027.

Otro caso del que apenas me acordé fue el que ocurrió a finales del 2023 en Movimiento Ciudadano, ya que un grupo de exmilitantes intentaron imponer candidata a la gubernatura y reventar con el dirigente estatal y actual precandidato único Fernando Morales.

Aunque la idea de Grace Palomares como candidata a la gubernatura no suena tan descabellada, la realidad es que para obtener dicho puesto deberá ponerse las pilas aquí en Puebla y no en otro estado, para estar en la boca de la población cuando sea el momento.

El caso del PAN lo dejé a lo último porque no sé si catalogarlo como guerra sucia, pero de todas maneras se las cuento:

Por meses el diputado local Eduardo Alcántara se ha encargado de descalificar a la dirigencia estatal del PAN como para desviar la atención de las acusaciones en su contra, a tal grado que este jueves renunció al grupo parlamentario del partido en el Congreso del Estado.

Lo que me causa curiosidad es que la renuncia viene justo un día después que el dirigente municipal del PAN en Puebla, Jesús Zaldívar, acusó una persecución política en su contra, como si Alcántara hubiera tenido que ver y tratara de ocultar sus huellas.

Sin duda alguna esta guerra sucia que vive cada partido político de Puebla en su interior va a continuar, y mientras vemos cuál será la siguiente en salir a la luz y de que organización provendrá, nosotros nos leemos el domingo en El Acuario.