Tehuacán, alguna vez un referente en Puebla por su desarrollo industrial, avícola, agrícola y cultural, se encuentra atrapada en un ciclo de malos gobiernos que han frenado su crecimiento y deteriorado su calidad de vida. La segunda ciudad más importante del estado, tanto por su tamaño como por su contribución histórica y económica, parece haber quedado relegada al olvido, tanto por sus autoridades locales como por anteriores gobiernos estatales.
Los problemas en Tehuacán son el reflejo de administraciones ineficaces, marcadas por escándalos de corrupción, improvisación en la gestión pública y falta de visión a largo plazo. En los últimos años, los tehuacanenses han sido testigos de constantes cambios de presidentes municipales, destituciones y acusaciones legales que han paralizado proyectos clave y sumido a la ciudad en el rezago.
El estancamiento económico y social
Tehuacán fue conocida por su industria textil y avícola, sectores que en su momento colocaron a la ciudad en el mapa nacional e internacional. Hoy, sin embargo, estas industrias enfrentan múltiples retos: la falta de incentivos para su modernización, el aumento en costos operativos y una infraestructura deficiente que limita su competitividad. El mercado laboral, una vez robusto, ahora enfrenta una precarización que empuja a muchos jóvenes a migrar en busca de mejores oportunidades.
En términos sociales, la inseguridad se ha convertido en una de las principales preocupaciones. Los ciudadanos denuncian el aumento en robos, extorsiones y violencia, mientras que las autoridades locales parecen incapaces de implementar estrategias efectivas para garantizar la seguridad, además hay que mencionar el tema de la recolección, tratamiento y disposición de los desechos sólidos, la segunda ciudad en importancia del estado, no cuenta con un lugar adecuado y diseñado para funcionar como relleno sanitario.
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El costo del desinterés político
A pesar de su peso histórico, Tehuacán no ha recibido la atención que merece en términos de inversión pública. Los gobiernos estatales, más centrados en la capital poblana, han dejado a la ciudad sin obras relevantes que mejoren su infraestructura vial, servicios básicos o espacios culturales.
Por otro lado, los líderes locales han fallado en generar consensos o planes estratégicos que revitalicen la ciudad. El ayuntamiento parece más enfocado en resolver disputas internas y sortear escándalos políticos que en atender las necesidades de los ciudadanos con una adecuada estrategia de gobierno.
¿Qué necesita Tehuacán?
La segunda ciudad del estado necesita un rescate integral que contemple desde la recuperación de su infraestructura hasta el fortalecimiento de su economía local. Es urgente que el gobierno municipal, de la mano con el gobierno estatal, asuman un compromiso real con el desarrollo de Tehuacán, diseñando políticas públicas que fomenten la inversión, generen empleo y mejoren la calidad de vida de sus habitantes, es vital diseñar una agenda estratégica al corto, mediano y largo plazo.
Tehuacán tiene todo para volver a ser un orgullo de Puebla: una historia rica, una ubicación estratégica y una población trabajadora. Lo que necesita es liderazgo visionario y una estrategia bien definida. De lo contrario, seguirá siendo el ejemplo más claro de cómo los malos gobiernos pueden apagar el brillo de una ciudad que, en su momento, iluminó al estado entero.
Acá entre Nos, hace un cuarto de siglo por lo menos, los habitantes de Orizaba, tenían a Tehuacán como referente de desarrollo, el intercambio de mercancías más de Tehuacán hacia Orizaba era cotidiano, al día de hoy, la ciudad de Orizaba brilla con luz propia.
**El autor es municipalista
Correo: gabriel.lopez@ideasac.org.mx