En Puebla todos los caminos conducen al movimiento Antorcha Campesina, liderada por la familia Córdova Morán y también a la organización 28 de Octubre, con un Rubén Saravia “Simitrio” debilitado, tras la escisión que vivió en el último trimestre de 2024. Con matices, la forma de operar es similar, a través del adoctrinamiento de gente sin muchas oportunidades de desarrollo.
En ambos casos necesidades básicas como sustento, educación y vivienda forman parte del caldo de cultivo con el que ambas organizaciones han tejido una sólida estructura que raya en la ilegalidad. La utilización de grupos de choque ha derivado en múltiples enfrentamientos en Puebla y otras entidades en donde se tiene presencia.
La suya es una línea de acción que ha redunda en la obtención de espacios en vía pública para la venta callejera que ellos administran como patrimonio propio, administración de transporte público pirata, hubo gobiernos que en el pasado les entregó concesiones de transporte público y con los regímenes panistas obtuvieron concesiones de gasolineras y sus dirigentes han accedido a presidencias municipales y diputaciones locales.
La acusación del gobernador Alejandro Armenta de que detrás del movimiento parista en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla que atraviesa este lunes por la tercera semana, está Antorcha Campesina ofrece un ángulo diferente de la línea de tiempo en la vida orgánica de la agrupación, pues el campus universitario pareciera ajeno, merced de que su comunidad posee mayor información y capacidad para discernir, a contra pelo de la masa que suele aglutinar este grupo.
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Un dato confirma aseveración del mandatario poblano: horas después de la rueda de prensa en la que el gobernador Armenta señaló la intromisión, en las redes de información de la dirigencia del movimiento se hizo circular un comunicado de la Asamblea General de Estudiantes de la Buap, extrañamente oportuno que abona a la narrativa del deslinde.
“El movimiento estudiantil (…) está integrado por estudiantes y docentes críticos, democráticos e independientes de toda autoridad universitaria y agente político externo a nuestra institución. Rechazamos categóricamente tener algún vínculo con la organización Antorcha Campesina”.
No es la primera vez que la organización de los Córdova Morán se deslinda de conductas discutibles. Justo cuando la titular de la Secretaría de Movilidad y Transporte, Silvia Tanús Osorio hacía ver que las puertas de esa instancia gubernamental estarían cerradas por carecer de representatividad entre el gremio transportista, un evento de violencia tenía lugar en el sur de la capital: Azumiatla.
Fue Antorcha quien confirmó un muerto y varios heridos tras un enfrentamiento entre operadores de las rutas Azumiatla S5 y la S10 de la que volvió al deslinde, una práctica a la que la dirigencia vuelva una y otra, aún cuando ha sido notoria la influencia en diversos conflictos. No sin razón no hace mucho un experimentado periodista de la Ciudad de México definió con precisión a este movimiento: “El cártel antorchista”.