Cada día que pasa, motiva que la situación que hoy tiene en paro a la BUAP genere más problemas no solo a las autoridades universitarias o educativas, ya que en realidad pone en aprietos a los propios estudiantes, que con razón exigen mejores condiciones para recibir una educación de calidad, pero que al mismo tiempo con su protesta; pareciera que solo se autoperjudican.
El pasado lunes fue el inicio de la tercera semana en paro para los jóvenes. No hay clases ni en línea y mientras los días avanzan no hay arreglo, ni tampoco hay indicadores de que pronto haya acuerdo. La disposición de la rectora Lilia Cedillo para dialogar con los inconformes ha sido permanente. El Consejo Universitario sesionó para conocer el panorama y tomar decisiones de solución pero que al momento no han tenido efectos.
Hoy, a varios días del estallamiento del conflicto y sin descalificar el movimiento estudiantil, parece que hay posturas absolutistas de parte de quienes dicen abanderar las causas del alumnado y eso no es bueno. Los verdaderos y auténticos alumnos solo quieren estudiar, pero otros parecen estar más centrados en generar inestabilidad que en buscar soluciones.
Fue el gobernador Alejandro Armenta quien ya le puso nombre y apellido a la mente perversa que estaría atrás del paro de los universitarios. El mandatario fue contundente al apuntar a la agrupación política Antorcha Campesina de estar involucrada en el conflicto que pone en jaque a la educación de miles de jóvenes y que consecuentemente es un atentado contra los derechos humanos.
Alejandro Armenta fue tajante al sostener que nadie puede violentar la autonomía universitaria y por eso fue preciso al exhortar a la mencionada agrupación para que no se entrometa en la vida de la BUAP. Y dijo que quien la violente, tendrá que someterse al escrutinio de la ley.
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Tras los señalamientos, jóvenes que dijeron representar la Asamblea General de Estudiantes rechazaron tener vínculos con Antorcha Campesina u otro agente político externo. Defendieron que el movimiento es pacífico y resultado de la inconformidad por muchas necesidades en la institución. Llamaron a mantener la unidad estudiantil y docente. Rechazaron amenazas de represión y pidieron solución a sus demandas.
Sin el ánimo de exculpar o condenar a nadie, hasta el momento no han sido reveladas las razones que tendría Antorcha Campesina (o cualquier otro grupo) para involucrarse en un conflicto universitario. Y vale apuntar que, aunque haya problemas, deficiencias o inconformidades, esas las tienen que atender y solucionar exclusivamente los universitarios. Por lo que aquellos agentes externos, aunque pudieran tener la solución, mas les vale quedarse al margen, eso es lo correcto.
Si es Antorcha u otra organización quién azuza a los estudiantes, eso es reprobable; pero también es condenable que jóvenes se presten a servir a intereses externos. Las mentes interesadas en la inestabilidad de la BUAP deberían pensar que los únicos que pierden son los estudiantes, locales y foráneos, finalmente ellos son las más afectados junto con sus familias y el efecto colateral dañará al resto de la sociedad.
En caso de que en realidad solo sean estudiantes invadidos por sus convicciones quienes mantienen el paro, debería en ponderar los intereses de la comunidad, de sus compañeros y los suyos. Deberían sentarse a dialogar con las autoridades y buscar arreglos ya que hacerlo no significa someterse. Buscar soluciones con comunicación no significa ser derrotados.
Las partes involucradas deben de anteponer el bien de las mayorías y resolver a la brevedad un conflicto que no es menor y cuyas necesidades en la universidad no son de ayer, sino de tiempo atrás; pero eso es más profundo y no se resolverán de un día para otro; pero mientras van atendiendo las prioridades qué tal si van regresando a las aulas evitando más atrasos académicos que tarde o temprano tendrán una afectación a toda la comunidad de la BUAP.
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