Los datos revelados por el investigador Rafael Prieto Curiel respecto al poder que tiene el narco en México para emplear a miles de ciudadanos son escalofriantes.
Los datos revelados por el investigador Rafael Prieto Curiel (mexicano investigador y matemático del Complexity Science Hub en Viena) respecto al poder que tiene el narco en México para emplear a miles de ciudadanos son escalofriantes, emplea entre 160 mil y 185 mil personas, es decir, de 160 a 180 mil familias que dependen de la economía del narcotráfico. En Palacio Nacional esto fue desestimado por los ya conocidos “otros datos” y volvió a asegurar que se trata de mera propaganda.
Aquí está la respuesta del porque en algunas comunidades como en Chamic, Chiapas, la gente recibe a las fuerzas criminales entre vítores y aplausos. Es simple: el narco les da lo que el gobierno no. Léase, empleo y “seguridad”.
¿Cómo no hablar de un narco-Estado, si la delincuencia organizada tiene más efectivos en activo que el propio Ejército mexicano y la Marina? El narco pone en jaque a la autoridad que empieza a acercarse cada vez más a los puestos claves de gobierno.
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Continuando con el estudio del Dr. Prieto C, son alrededor de 350 personas las que se reclutan cada semana por el narcotráfico para “reponer” a sus elementos que son abatidos o, que caen en los enfrentamientos que ya sabemos. Esto es como luchar contra Hidra, es una batalla perdida.
La respuesta entonces, cuál es. Parece ser que no hay otra opción más que enfrentar el problema. Ya el Presidente Calderón lo intentó pero como él mismo dijo: “No conocía la dimensión del problema”. Esto y sumado a que el encargado de la Seguridad Pública estaba coludido con las mismas organizaciones criminales, no ayudó en nada, sino que agravó el problema. Sin embargo, como también lo dijo en un discurso en Guadalajara “…quizá un día llegue otro gobierno y voltee para otro lado…” y justamente es lo que pasó con López O., quien, con un pensamiento ingenuo, pensó que becando a los jóvenes iban a tomar otro camino o que, asignando obras y contratos a las fuerzas militares, iban a estar mejor preparados.
Cierto, no podemos culpar al Presidente López O, por pensar distinto, pero sí por no encausar de forma más efectiva el gasto público, priorizando obras que, si traen beneficios, lo harán en el mediano y largo plazo. Lo que sí es un hecho es que su política de “paz” y de Abrazos no balazos, simplemente no funciona y el poder del narcotráfico va creciendo.
Será Claudia o Xóchitl, la próxima presidenta, la que tenga que tomar esta difícil decisión y optar por gastar, aún más, en seguridad pública, en replantear la estrategia y quizá, hasta buscar ayuda extranjera pues solos no podemos. El costo político será muy alto pero, o se enfrenta el problema o terminaremos pagando derecho de piso disfrazado de otro impuesto.