La Catedral de Puebla, dedicada a la Inmaculada Concepción de María, es la sede episcopal de la Arquidiócesis de Puebla y uno de los inmuebles más importantes del centro histórico declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1987.
Su construcción se inició en 1575 por orden del rey Felipe II de España, quien encomendó el proyecto al arquitecto Francisco Becerra. Sin embargo, la obra sufrió varios contratiempos y modificaciones a lo largo de los siglos XVI y XVII, hasta que fue concluida y consagrada en 1649 bajo el impulso del obispo Juan de Palafox y Mendoza.
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La catedral tiene un estilo herreriano, con una planta basilical de cinco naves, un crucero y dos cúpulas. Su fachada principal, realizada en cantera gris, muestra esculturas de santos y ángeles, así como el escudo real español. Sus dos torres, de 70 metros de altura, son las más altas de México y albergan diez campanas.
El interior de la catedral es de gran belleza por los objetos artísticos que conserva en sus 14 capillas laterales y en el altar mayor, también llamado Altar de los Reyes. Destacan las esculturas y pinturas con temas religiosos, realizadas por artistas como Pedro García Ferrer y Miguel Cabrera. El altar mayor fue diseñado por Manuel Tolsá y construido entre 1797 y 1818. Debajo de él se encuentran los restos de obispos poblanos.
La catedral es un símbolo de la fe y la cultura de los poblanos, que se refleja en su arquitectura, su historia y su arte. Es un lugar que invita a la admiración y al recogimiento, así como al conocimiento de una parte importante del patrimonio mexicano.