Esta semana la aprobación de la Interrupción Legal del Embarazo en el Congreso de Puebla acaparó toda la atención de la prensa y de la sociedad en general en la entidad.
En varios medios de comunicación se ha hablado de lo histórico que es que Puebla se haya convertido en el estado número 14 en despenalizar el aborto, y en efecto, les guste o no es un gran logro para la lucha feminista en el estado.
Otros prefirieron centrarse en el zafarrancho provocado por los grupos provida a las afueras del recinto legislativo quienes agredieron a las feministas que quisieron atestiguar la aprobación de las reformas, a la prensa y a los mismos legisladores que votarían a favor.
A la hora que inició la sesión repicaron las campanas de las iglesias católicas que se encuentran alrededor del Congreso, pero no paró todo ahí, tras su aprobación la Arquidiócesis publicó un comunicado diciendo que “dios los perdone” y argumentando que ellos no se rigen por la ley de los hombres sino por la de “su salvador”.
En algún punto fui llevado con engaños a una rueda de prensa que prometía hablar de “ovnis” y terminó siendo provida, organizada por un señor que inició la rueda de prensa rezando el Padre Nuestro para posteriormente decir una sarta de tonterías.
Y es que, lejos de llegar con estudios científicos o estadísticas reales el tipo que dice llamarse “Ingeniero Giovanni” dijo disparates como que “El feminismo quiere volver hombres a las mujeres y la homosexualidad mujeres a los hombres”, “Hay mucho asesinado descuartizado por el crimen como reflejo de cómo descuartizan los doctores a los bebés en los abortos” y que “al negarle la llegada de un angelito a la tierra, se desata un demonio en su lugar”, desinformando y señalando que ahí estaba la nota según él.
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La Iglesia Católica debe entender varias cosas de las cuáles solo diré las que considero más importantes:
Primero: Que se legalice el aborto no incrementará exponencialmente el número de mujeres que lo practiquen. Esta reforma ayudará a que quienes decidan hacerlo no pongan en riesgo sus vidas en clínicas clandestinas, garantizando el derecho humano de la salud.
Segundo: Al ser líderes de cierto sector de la sociedad, sus palabras son casi ley para los feligreses, así que al hablar contra las mujeres que deciden abortar, realmente las están criminalizando frente a un grupo que creen que ellos tienen la razón absoluta al ser “cercanos al de arriba”, así que por favor eviten hacerlo.
Tercero: La causa provida no muere con la legalización del aborto. Si de verdad están interesados en defender la vida, acérquense a los diputados de la bancada del PAN que estarán en la siguiente legislatura para sacar de la congeladora la iniciativa de los “Derechos de los no nacidos”, misma que plantea la protección de los derechos de las mujeres que sí quieren ser madres y garantizar su atención de salud desde su gestación hasta el nacimiento del bebé.
Habiendo dejado claro esto, solo me queda decir que con la violencia ya sea verbal, física o psicológica no van a lograr que vuelva a ser ilegal el aborto, la iglesia católica debe entender que la agenda progresista llegó para quedarse en Puebla y ante todo debe mantenerse el principio de separación Iglesia-Estado lograda desde hace más de 150 años por Benito Juárez.
Pero mientras vemos si la Iglesia Católica deja de criminalizar la decisión de las mujeres sobre su cuerpo o harán de esto un drama interminable, nosotros nos leemos la próxima en El Acuario.
Posdata: Tal como lo dijo mi amigo Jesús Olmos de Parabólica, a la Iglesia Católica les faltó poner en su comunicado que ojalá “Dios los perdone” por tratar de ocultar por años los casos de pederastia de los sacerdotes a menores de edad.