No cabe duda que en la política de México más vale maña que fuerza, el claro ejemplo de eso es Morena y el montón de artimañas con los que ha salido para “violar la ley electoral pero sin violar la ley electoral“, es decir, infringir abiertamente las normas del Instituto Nacional Electoral (INE), pero usando tecnicismos con los que pueden evitar ser sancionados.
El Movimiento Regeneración Nacional me recuerda a las personas que no llevan al taller su carro y con un alambre bien acomodado o un golpecito en el lugar indicado logran que marche, o a esos que en Circuito Juan Pablo II a la altura de Plaza Crystal, en lugar de formarse en los carriles de la derecha, se pasan desde el de la izquierda para atravesarse rumbo a San Baltazar Campeche, generando mucho tráfico en ese crucero.
Y es que, ya salieron primero con sus tecnicismos para no ser sancionados por la colocación de espectaculares, aprovecharon su rango de funcionarios para hacer giras promoviendo su imagen sin ser tomados como actos de campaña anticipada y evitaron sanciones por las pintas de bardas. Pero en esta ocasión lo que hicieron es un descaro total.
Resulta que el excanciller mexicano, Marcelo Luis Ebrard Casaubón, obtuvo un registro que lo avala como aspirante a la candidatura de Morena y sus aliados a la presidencia de México. Pero como en los tiempos del INE aún no se puede usar la palabra precandidato o aspirante, los muy colmilludos decidieron ponerle “Coordinador del Movimiento de Transformación”, para evitar sanciones.
El mismo presidente nacional del partido, Mario Delgado Carrillo, descaradamente dijo que con esa figura, los precandidatos no estarán violando los estatutos del Instituto Nacional Electoral y podrán realizar sus actividades con libertad.
Sin embargo, las actividades de un Coordinador del Movimiento de Transformación siguen siendo exactamente las mismas que las de un precandidato: realizar giras por todo México para presentar sus proyectos a la ciudadanía, ganar más simpatizantes y hasta “botear” para conseguir más recursos en calidad de “donaciones”.
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Sin duda alguna, los que tanto presumen que ya no hay corrupción y que son los únicos que hacen todo conforme a la ley, son los primeros en buscar los vacíos legales para hacer de las suyas sin tener que pagar las consecuencias ni a corto ni a largo plazo.
Y como bonus, otra artimaña, pero esta vez poniéndose el pie entre ellos mismos.
Resulta, que la anterior líder nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky, se destapó apenitas esta semana, diciendo que pediría licencia a su cargo actual y se uniría como “corcholata emergente” para ser el auténtico “caballo negro” o mejor dicho “yegua negra” de la Cuarta Transformación.
Incluso, todos los movimientos que iba a realizar de última hora estaban dentro de los tiempos que marcan los estatutos publicados por Morena, por lo que pensé que aunque no fuera a ganar, sí le quitaría puntos a la otra “corcholata mujer” ya sea en favor de Marcelo Ebrard o de Adán Augusto López.
Pero más tardó ella en sacar a la luz sus guindas intenciones que en salir su sucesor Delgado Carrillo en romperle sus sueños, argumentando que los estatutos de la 4T decían explícitamente que solo había cuatro lugares para Morena, uno para el PT y uno para el Verde, y que las seis sillas ya estaban ocupadas.
Ojo, de esa cláusula, condición o como quiera llamarle, nadie estaba enterado más que Mario Delgado hasta este miércoles. Por lo que podemos deducir sin miedo a equivocarnos que fue una artimaña más para desquitarse de su antecesora por tratar de bajarlo cuando recién había asumido su cargo.
¿Con qué otra artimaña más nos saldrá la 4T rumbo a las elecciones federales del 2024? No lo sabemos. Pero mientras esperamos, nosotros nos leemos mañana en El Acuario.