De las “corcholatas” que se inscribieron en el proceso de selección interna de Morena y sus aliados para aspirar a la candidatura a la presidencia de la República hubo un nombre que me sorprendió, no porque me pareciera interesante, sino porque es un hecho que no tiene nada que hacer en la contienda: Manuel Velasco Coello del Partido Verde Ecologista de México.
Entiendo perfectamente que este partido aliado de Morena estaba obligado a presentar a un perfil para este ejercicio, pero ¿por qué elegir al polémico ex gobernador de Chiapas cuyo mayor logro fue convencer de grabar comerciales a Julión Álvarez y a Miguel “El Piojo” Herrera?
Manuel Velasco fue fuertemente criticado durante su sexenio en Chiapas. Tanta apatía generó el esposo de la actriz y cantante Anahí que en 2018 el Partido Verde en esa entidad dijo que a nivel federal apoyarían a AMLO en lugar del candidato de su coalición, José Antonio Meade.
Y aunque de eso sacó tajo y terminó siendo visto como un buen gesto para la Cuarta Transformación, por no decir que directamente para López Obrador, no debe olvidarse que todo emanó del reclamo social de la ciudadanía por un mal gobierno que el mismo Velasco Coello encabezó.
En la contienda, los muy pocos votos que sume va a entorpecer la pelea en los primeros sitios. Y si a Ricardo Monreal Ávila y a Gerardo Fernández Noroña no les veo oportunidades de ganar, estoy seguro que el representante del Partido Verde es un último lugar cantado en las encuestas.
No necesito dar muchas explicaciones sobre mi postura. Basta con observar que Jimmy Natale, dirigente estatal del PVEM en Puebla, días antes de iniciar el proceso de selección interna de los aspirantes a la presidencia dijo que la estructura estatal apoyaría por completo a Marcelo Ebrard Casaubón y no a su propio copartidario. Lo que significa que en el mismo partido están en desacuerdo con las intenciones de Manuel Velasco de ser candidato a la presidencia.
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Es más, que el Verde Ecologista no tenga un perfil más fuerte que presentar desnuda la realidad de la organización política: podrán mantener su registro por muchos años más, pero jamás podrán dar el salto que dio Movimiento Ciudadano y dejar de ser un partido satélite, es decir, dejar de depender de otros partidos para entrar en el poder.
Tal vez en 2018 por la novedad que en ese sexenio contrajo nupcias con la integrante de RBD, Anahí, tenía más posibilidades. Hasta podría apostar que si el PRI y Nueva Alianza se hubieran decantado por el integrante del Verde, dicha alianza no hubiera recabado tan pocos votos y hubiera incluso removido el resultado.
Y no me malinterpreten no creo que a Manuel Velasco le hubiera alcanzado para ser presidente, pero no hubiera sido una victoria histórica para AMLO o en el mejor/peor de los casos tendríamos a un Ricardo Anaya como mandatario federal.
Pero, para su mala fortuna levantó la mano cuando ya estaba prácticamente olvidado y hay cinco mejores perfiles que él compitiendo por el mismo puesto en el mismo movimiento, y solo tres de ellos aspiran realmente a ganar: Sheinbaum, Ebrard y Adán Augusto.
¿Qué debería hacer Manuel Velasco? Congraciarse con sus rivales directos y buscar negociar un puesto en el gabinete para volver a estar en boca de todos durante los próximos seis años y por qué no, ahora sí representar un perfil serio y capaz de gobernar México en 2030.
Pero mientras esperamos el resultado ya cantado en las encuestas de la 4T, nosotros nos leemos mañana en El Acuario.