Al inicio del sexenio, México tuvo problemas con el gobierno de Estados Unidos, en ese entonces encabezado por Donald Trump, por las caravanas migrantes que tenían libre paso por el país para llegar con los vecinos del norte.
Los aranceles que los estadunidenses iban a ponerle a México para la exportación de productos era muy grande, por lo que la economía mexicana se iba a ver en aprietos, y hubo un hombre que se ofreció a solucionarlo y lo hizo: Marcelo Ebrard.
En ese entonces yo todavía sin experiencia política y con muy pocas semanas en el periodismo dije a mis conocidos: “La única manera en la que yo votaría por Morena en 2024 es si su candidato es Marcelo Ebrard”. Antes que nada pido disculpas por esas declaraciones inmaduras.
Sin embargo, el excanciller mexicano precisamente durante el proceso interno de la Cuarta Transformación ha cometido conductas poco usuales que estoy seguro que decepcionó a más de uno y no solo a mí. Aquí se las presento:
Justo cuando se hablaba de una batalla cerradísima con Claudia Sheinbaum y que incluso él la podría aventajar por lo que estaba pasando en el Metro de la CDMX, Marcelo Ebrard publica un libro, algo que no es para nada algo malo.
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Sin embargo, mandó a su equipo a presentar su obra sin estar él presente, algo que dio mucho de que hablar a los medios de comunicación y a la ciudadanía, ya que “Presentaron el libro de Marcelo Ebrard pero sin Marcelo Ebrard”.
Luego, se encargó de desafiar todo el proceso interno de su coalición las reglas del mismo. Que si en la contienda no se planearon debates, él insistió en que se debían hacer. Además, criticó que en sus giras no pudieran hacer propuestas porque dijo que entonces sería un paseo y ya.
Es más, hablando de la regla de no realizar propuestas, él mismo demostró que no le interesaba y dio a conocer su Plan A.N.G.E.L., muy bueno en temas de seguridad lo reconozco, pero adelantándose tanto a los tiempos del INE como a los de su movimiento.
Y la cereza del pastel, en las últimas semanas Marcelo Ebrard decidió armar una campaña para acusar a Claudia Sheinbaum de tratar de bajarlo de la carrera por la candidatura con calumnias. Sin embargo, esa actitud en lugar de hacerle ganar el carisma del pueblo lo hace parecer como si él fuera el que estuviera armando algo para bajar a la exjefa de gobierno.
Sin duda, Marcelo Ebrard se mantuvo todo el sexenio como la “corcholata 1”, la favorita a encabezar la coalición “Juntos Hacemos Historia” en 2024, y gobernar el país de ahí al 2030. Sin embargo, tanto la popularidad de Sheinbaum como las respuestas poco creativas del también ex jefe de gobierno lo tienen ya contra las cuerdas.
¿Qué hará Marcelo Ebrard cuando se enteré de que perdió? Probablemente siga los pasos de papá AMLO y acuse fraude y trate de impugnar el proceso interno. Acuérdense de mí. Mientras tanto, nosotros nos leemos mañana en El Acuario.