Adiós a un querido antihéroe

Se apagó para siempre la voz de La Hermandad, esa agrupación de policías y agentes de tránsito, principalmente en la capital, cuyas ramificaciones alcanzó a otras corporaciones de uniformados y sobre la que construyeron una leyenda negra, mas con emoción que con razón.

Con el deceso del comandante Héctor Guerra Montiel se va también toda una época en las filas de uniformados porque fue él quien siempre vio por los intereses del policía que hace rondines, a pie o sobre motocicletas o patrullas; siempre en mesas de café o en restaurantes tuvo tiempo para atender peticiones de la tropa de todo tipo.

Un día veía por el policía que no tenía para la inscripción en la escuela de los hijos, gestionaba abogados para el que enfrentaba procesos internos o para quien necesitaba una palanca para que su pariente fuera atendido con la prontitud de caso, en hospitales públicos o clínicas privadas.

El comandante era buscado con frecuencia, ofrecía y cumplía con ese deber. Así nació esa La Hermandad, cuyo liderazgo se atribuyeron varios mandos. Una fuerza en el interior de la policía de la capital que sobrevivió y se impuso a las embestidas de gobiernos municipales como el del panista Luis Eduardo del Sagrado Corazón de Jesús Paredes Moctezuma o a los del estado con Rafael Moreno Valle o el de Miguel Barbosa.

Debía cumplir este jueves 20 de febrero 56 años de edad este antihéroe poblano, pero ya no pudo llegar a esa cita porque la muerte guarda con celo secretos para los que los vivos siempre tenemos dudas y preguntas con una única respuesta: la ausencia de quien deja un enorme hueco y el sentimiento de gratitud y afecto.

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Con Héctor Guerra todo parecía suceder en febrero pues una tarde fría de 14 de febrero, pero de 2004 el presidente municipal en San Pedro Cholula el expriista Alejandro Oaxaca Carreón ofreció su informe de labores en el que fue acompañado el ex gobernador Melquiades Morales Flores.

Fue cuando una iracunda Roxana Luna burló el dispositivo de seguridad, llegó hasta el gobernador, lo increpó y zarandeó, lo que desató una batalla campal entre los seguidores de la perredista, la policía municipal y escoltas que terminó con una corretiza por las calles del centro cholulteca y la detención violenta de algunos rijosos.

Enviado a dar cobertura por la dirección de noticias de TV Azteca Puebla, el camarógrafo Vladimir Sánchez y el columnista también pagamos las consecuencias de esa jornada violenta, con algunos empujones y un equipo de televisión roto que dio origen a una denuncia penal en contra del presidente municipal que no pasó a mayores.

Pasó el tiempo y cada quien fue quedando en su sitio, las heridas y los golpes sanaron, Alejandro Oaxaca y el columnista construimos una relación legítima y quien había derribado y golpeado a mi compañero aquella tarde de 14 de febrero de 2004 se me presentó de una manera mas que sorpresiva: era el comandante Guerra.

Una tarde en el jardín Tres Marías en ocasión del festejo de cumpleaños de Adolfo Karam Beltrán, rodeados de amigos del festejado, ya sin la presencia del poderoso arzobispo de la iglesia ortodoxa de Antioquia, Antonio Chedraoui Tannous, Héctor Guerra citó el pasaje vivido y con esa sonrisa franca que lo acompañó se develó como el responsable de ese operativo que consistía, además, en impedir que todo material gráfico o en video llegara a los medios.

Ahí entendí que Héctor Guerra, el temible comandante y voz de La Hermandad siempre cumplía con la encomienda recibida, siempre.