Un evento aparentemente fortuito está por destapar un caso de violencia en razón de género de grandes dimensiones ante la mirada omisa de diversas autoridades y, paradójicamente, en medio de un contexto que apunta a combatir abusos de todo tipo en contra de las mujeres.
La punta de la madeja del enredado caso es la de un personaje cuyo nombre en redes es “Juan Ramírez”, aunque ha cambiado de nombre como suele colocar en el blanco de sus ataques a diferentes víctimas, casi todas presentadoras de televisión, periodistas o locutoras de radio.
El acoso, violencia digital y psicológica que padeció la conductora Leidy Salazar se colocó entre los tópicos mas consultores en Google, según la revista Forbes, sólo luego de la conversación que acapararon la reforma al Poder Judicial que se discute en el Congreso de la Unión y la salida de un personaje menor en el reality de Televisa “La casa de los famosos”.
La métrica no puede ser sino el bochornoso caso de una sociedad que suele normalizar los atropellos de los derechos de las mujeres, a contra corriente del discurso políticamente correcto que condena lo que evidentemente persiste: el victimario impune que elige sus víctimas según sus estados anímicos o calenturas.
Algunas de las víctimas han padecido por años lo que con enorme frivolidad condenan legisladoras o activistas de ocasión para ganar reflectores sin que en momento alguno hayan mostrado sororidad; y en los peores casos, las perseguidas de los apetitos del acosador serial, han sido revictimizadas, o ignoradas.
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La presentadora de televisión Samantha Graley ha contabilizado 600 cuentas de redes sociales bloqueadas, desde donde el personaje ha enviado mensajes de todo tipo, desde los que pretenden una relación romántica o lascivos, ha debido ser alertada en su centro de trabajo de la presencia física, en lo que ya forma parte de un patrón de conducta.
En el programa #ElAlmuerzo del que la propia Leidy Salazar es titular, la periodista Aleg Giordana relató la experiencia que ha padecido como víctima del mismo acosador, desde por lo menos hace diez años. Destapado el caso y viralizado, también valora proceder penalmente.
Uno de los mas extremo quizás, sea el de Leslye Ortuño, titular de la emisión estelar en canal 13 en Puebla y colaboradora en una mesa de análisis y noticias con perspectiva de género en Grupo Tribuna. Un día se apersonó el mismo sujeto en el centro de trabajo de su madre y aún no se explica cómo es que obtuvo información que no es pública, sino al contrario, del ámbito privado.
Como sucedió esta misma semana con Leidy Salazar, Ortuño fue ya víctima de violencia física: llegó al extrema de colgarse del vehículo que conducía la presentadora de televisión y periodista, al salir de las instalaciones del Sistema de Información y Comunicación. Tuvo que intervenir el personal de seguridad.
Existe una larga lista de mujeres de los medios, las redes e influencers que han tenido que padecer la misma experiencia como Alejandra Varela y otras figuras de la escena pública. El asunto no puede seguir siendo soslayado porque el Juan Ramírez, de quien ya se tiene datos precisos para su localización, habría sido objeto de denuncia penal por el probable delito de violación.