El día que Andy mandó la señal en Puebla

La fuerza política de Andrés Manuel López Beltrán en la escena política de México también alcanzó a Puebla en 2017.

Al hijo de Andrés Manuel López Obrador se le podría atribuir en buena medida el cambio de mapa político que derivó de la elección de 2018, cuando se produjo el primer encontronazo entre el ahora partido dominante y Acción Nacional, la fuerza política en la que se había atrincherado el grupo político de un pragmático Rafael Moreno Valle.

Presidente de la Mesa Directiva reconocido por las diversas fuerzas políticas en el Senado de la República, Miguel Barbosa, fallecido en diciembre de 2022, había decidido bajarse de la interna de Morena para gobernador del estado.

El experimentado político de izquierda había interpretado de manera equívoca las señales de la coyuntura e hizo pública la intención de no presentarse a la encuesta que la dirigencia en manos de Yeidckol Polevnsky utilizó para definir al competidor por la gubernatura de Puebla.

Una señal amañada por Fernando Manzanilla cuando el académico Enrique Cárdenas anunció su inscripción en el proceso fue el principio del enredo aquel.

La falta de arraigo en la política local había alimentado en el imaginario la escasa posibilidad de ver en la boleta el nombre de quien había salido de la región de Tehuacán para hacer política en la capital del país, primero en el extinto Partido de la Revolución Democrática (PRD) y luego en Morena, a donde de llevó a 13 senadores que militaban en el Sol Azteca.

Barbosa solía presumir en público su lejanía voluntaria de los cafés y comederos de la aldea, a quien desdeñó reiteredamente por razones y convicciones que lo acompañaron hasta el último día de su vida.

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Hizo bromas e ironizó por los usos y costumbres que se practicaban en la capital y zona metropolitana de Puebla para hacer política.

“No me interesó” respondió con su ironía mordaz a una pregunta que el autor de la columna le hizo en una entrevista antes de comenzar la segunda campaña en la elección extraordinaria en 2019, en una casa de campaña por el rumbo del Parque Ecológico.

Ya para entonces en 2017 había recibido el mensaje de Andy López Beltrán para no solo para alentarlo a inscribirse, sino a continuar y estar en condiciones de competir en 2018. En efecto, fue el hijo de quien ya se perfilaba como el imbatible candidato presidencial de 2018 quien lo animó a no cejar.

La señal del muy compacto de López Obrador había sido transmitida por quien ahora es secretario de Organización de Morena.

Barbosa rectificó y hubo confusión en la escena política por el anuncio en contrario: su decisión de regresar a la interna sin mas explicaciones publicas que la sola voluntad de estar en la nuevo pasaje de la historia. Y estuvo, como es sabido.

Lo demás es historia. Vino al pataleo de quienes no habían sido favorecidos con la nominación por la sospecha del resultado de una encuesta a la que solo accedieron unos pocos.

Luego la cruenta batalla en las urnas, la crisis postelectoral, la tragedia del 24 de diciembre de 2018 con la muerte de los Moreno Valle-Alonso Hidalgo y la segunda vuelta que colocó a Barbosa en donde López Beltrán lo vislumbró porque como dijo en su momento “siempre había sido el candidato” de Morena.