Apenas estuvo en Amozoc de Mota este lunes para participar en la conferencia de prensa del gobernador Alejandro Armenta junto con parte de su gabinete, y ahora pretende viajar a la Casa Blanca en Washington, la capital de Estados Unidos el célebre personaje de la 4T Lord Molécula.
Se trata de Carlos Pozos, nombre de pila de quien encarna aún la antítesis del periodismo mexicano, ese lleno de estereotipos e importuras y que suele estallar e irritar ante el trato que le dispensó el gobierno del expresidente Andrés Manuel López Obrador y su aparato de comunicación.
Apenas se conoció el anuncio de la vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt que la política de comunicación del gobierno de Donald Trump extenderá carta de naturalización para influencers y podcasters y que dispondrán de lugares más allá de los 49 asientos que los medios acreditados poseen en sus ruedas de prensa, Lord Molécula levantó la mano.
Por paradójico que resulte, el gobierno del país mas poderoso de occidente replica un modelo de comunicación política que resultó altamente efectivo en México, bajo el mandato del presidente mas zarandeado por la “gran prensa”, el tabasqueño a quien por estos días se le atribuye cualquier cantidad de mitos y leyendas: desde la supuesta huida a Cuba, hasta su omnipresencia en las decisiones de la presidenta Claudia Sheinbaum.
En todo caso, no tardará el anuncio de este influencer mexicano en despertar ira y clasismo de quienes por años han asumido el papel de voceros de las mayorías, oráculo de la verdad y líderes de opinión. En México como en la Casa Blanca han advertido que los generadores de contenido para redes sociales en la era de internet también son seguidos, escuchados y que pueden influir en la toma de decisiones colectivas, para bien y para mal.
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El monopolio de la información ya no es exclusivo de los grandes reporteros, columnistas o presentadores de noticias que por años obtuvieron información exclusiva y de gran impacto luego de una comida con tragos con el actor principal de la clase política, o que convirtieron en noticia el críptico mensaje de un grupo, con un destinatario enfrente.
El personaje que impulsó la 4T, a quien se le han hecho todo tipo de memes, exaspera a esa prensa acostumbrada a pactar. Incomoda que un hombre que suele vestir con camisas abotonadas hasta el cuello con una pajarita y con un saco de color estruendoso merezca la atención del poder político en el país.
Es muy probable que la prensa ortodoxa no haya advertido aún, o se niegue a admitir una verdad que pesa: los “lord molécula” en nuestro territorio y en otros países llegaron para quedarse, que el modelo de comunicación es diferente al que prevaleció con otro sistema político; que la forma de consumir datos en las sociedades obedece a un nuevo paradigma, inexplorado con suficiencia aún por los estudiosos del fenómeno.
Hasta donde el columnista tiene memoria, solo el reportero Javier Vega, un ex alumno de la Universidad de las Américas obtuvo esa acreditación para Grupo Milenio, quien junto con Juan Manuel Ramírez obtuvo en 2009 el Premio Nacional de Periodismo por el trabajo que ambos realizaron para el periódico universitario La Catarina.
Es probable que Carlos Pozos, Lord Molécula no obtenga el gafete que lo acredita para ingresar a la sala de prensa en la Casa Blanca por los criterios y protocolos que aplican en el gobierno central de Estados Unidos, pero por lo pronto, volvió a poner en la agenda política el distractor del día y muy pocos lo han entendido.