Existe convicción de que la saliente presidenta municipal de Izúcar de Matamoros, Irene Olea se irá del cargo con un manto de sospecha sobre sus hombros por el asesinato de una mujer que al momento de su muerte solo ayudaba al sostenimiento de su familia, pues era ex servidora pública en la Mixteca Poblana.
Ese sería el mejor de los escenarios para quien la voz popular dice, tiene las manos manchadas de sangre.
Este jueves 4 se cumplieron dos semanas de la ejecución de Socorro Barrera, ex servidora pública en el Unidad de Atención a Víctimas del Delito en la gestión de la edil de Morena que decidió despedir porque se negó a firmar un explosivo expediente sobre le detención, tortura y acoso sexual en contra de las dos reporteras, Natalie y Michelle Hoyos el 10 de marzo de 2023.
Otra convicción que existe en la zona es que la acción de un sicario que terminó con la vida con arma de fuego de la mujer que fue testigo protegido de la Fiscalía General de la República, se trató de una advertencia para quien decida exhibir o colaborar con las indagatorias sobre el caso de las reporteras agredidas por la policía municipal.
Contra toda lógica en la era de la 4T, se hace acompañar de al menos tres escoltas que portan armas largas. La siguen a donde se mueve y montan una guardia feroz en las puertas del palacio municipal cuando ahí despacha lo asuntos del gobierno que encabeza.
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Olea apareció tres días después de la ejecución de la testigo Socorro Barrera el domingo 23 de junio en la presentación del libro “Ecos, imágenes y documentos para su historia” en aquel municipio. No podía imaginar lo que vendría después: el escrutinio sobre la muerte de una mujer víctima de dos sicarios desde Presidencia de la República.
La aparición en ocasión del libro sucedió cinco días antes de que el presidente Andrés Manuel López Obrador dijera desde la mañanera que “lo vemos hoy mismo”, cuando se le planteó lo sucedido en la tierra mixteca.
Lo que siguió, fue el silencio, la nada en la agenda de la presidenta municipal que por encima de la indagatoria por estar relacionada en el presunto delito de tortura, asumió que podría reelegirse en el cargo solo para perder frente a Eliseo Morales Rosales, de la coalición Verde-Fuerza por México-Nueva Alianza.
Irene Olea se asumió como una edil protegida desde la capital del estado, primero por el fallecido Miguel Barbosa y luego por el gobernador en funciones, Sergio Salomón Céspedes Peregrina, hasta que se apagó la luz que le iluminó el camino, con la detención, acoso y abuso en contra de las informadoras en 2023 que pasó a ser un probable delito de orden federal.
La etapa procesal del expediente de tortura que involucra directamente a Olea es crucial. No solo por el delito que dio origen a esta historia sino porque a la agresión artera desde el palacio municipal en contra de Natalie y Michelle, se deberá añadir el de feminicidio y delincuencia organizada.