La aduana de Riestra

Finiquitada la elección en el Partido Acción Nacional en Puebla, una vez validada por los órganos electorales y jurisdiccionales, el ex candidato a la presidencia municipal por ese partido -que fue aliado del PRI y PRD-, Mario Riestra Piña, deberá preguntarse si perdió ganando.

La ecuación no es tan simple porque en política, se sabe, no siempre 2 mas 2 son cuatro. Muchos había de razón en esa corriente filosófica a la que nutrió el Nobel de Literatura mexicano Octavio Paz cuando dijo que la política, mas que una ciencia, era un arte. Y si.

Riestra Piña no tiene nada de improvisado y por ese bagaje sabe que arrebatar la dirigencia al grupo político de Eduardo Rivera Pérez, ex candidato por la misma alianza opositora que perdió en su competencia al gobierno de Puebla entiende que una vez haya sido validada la victoria, comenzará la contienda real.

Lo será porque los 70 votos que obtuvo de la totalidad de los consejeros panistas no serán suficientes para hacer el trabajo de contención suficientemente solvente frente a una maquinaria electoral que al menos hasta la elección de junio pasado, parece invariable.

Riestra lo sabe porque el mismo fue vencido por una maquinaria electoral que ni siquiera los activistas de izquierda, muchos de los cuales no entienden de las diferentes etapas de preparación, conducción y operación de un proceso electoral, pero suelen alimentar con consigna y matraca, midieron la fuerza del partido que no habría sido lo que es sin la presencia de Andrés Manuel López Obrador.

Más de Parabólica: Va mujer a la Fiscalía General del Estado

El presidente panista electo enfrentará discordia y afán de desquite de un grupo como el de Rivera Pérez, en un primer momento, pero después, el del sector duro del aparato en el poder, que tiene ahora a protagonistas esenciales de su lado que antes hicieron trabajo político para el grupo del fallecido Rafael Moreno Valle.

Uno de los hombres clave es Mario Rincón González, colocado en un sitio estratégico en la Secretaría de Gobernación de Samuel Aguilar Pala. Rincón fue un actor clave en la logística en la campaña de gobernador de 2010 en la que el candidato panista de ese año ganó el proceso.

Fue candidato a diputado federal y adversario del gobernador Alejandro Armenta cuando compitió por esa misma diputación, que le propinó una sonada derrota en un momento en el que parecía imposible vencer a ese panismo pragmático y convenenciero.

Mario Rincón, como muchos de los cuadros en Morena, tiene en la sangre el ADN priista, pero sabe como procesa ese panismo que de la mano de Moreno Valle, alcanzó a construir un tablero de control electoral que resultó un modelo para otros estados del país, cuya patente poseen pocos en el territorio: Eukid Castañón y Mario Rincón.

El primero opera para el grupo del presidente municipal José Chedraui Budib, obligado por la circunstancia misma a borrar su signo priista ahora como edil de Morena en la capital; el otro, subsecretario en el equipo de Armenta.

La elección inmediata serán lo cuatro municipios en los que habrá elección extraordinaria entre los cuales, están Venustiano Carranza y Chignahuapan. Será en el primer trimestre de 2025, ya con el nuevo dirigente panista que deberá decidir si se alía otra vez con el PRI o va solo; y luego decidir si será en serio una oposición real o de artificio como sucedió en el mandato del también fallecido Miguel Barbosa. Riestra tendrá la palabra.