La guerra de los primos

En Puebla ha llamado la atención que los dos candidatos más fuertes para ser el candidato a gobernador por la 4T. Son, o Ignacio Mier o Alejandro Armenta Mier, léase, quedará en la familia Mier esta candidatura. Está también el ex secretario de gobernación, Julio Huerta, quien también quiere, pero nomás no levanta; además dijera el clásico, en su casa lo conocen.

La guerra de estos primos realmente es ociosa. Desde que las corcholatas tuvieron el visto bueno del presidente de violar la ley con cientos de espectaculares por todo el país, este par de poblanos no tuvieron problema alguno en darse vuelo. Solo que Nacho, gastó y derrochó dinero sin escatimar, de la noche a la mañana se podían contar 21 espectaculares con su nombre a la entrada de la ciudad de Puebla, mientras que su primo Alejandro, unos pocos, pequeñitos y escondidos, anunciando su libro sobre la defensa del litio o algo parecido. La diferencia se notaba. Después, varios actores de la clase política que habían participado con Rafael Moreno Valle, se dejaron ver con Nacho Mier; a lo cual surge la pregunta: ¿Estos actores políticos, muchos de primer nivel, arriesgarían su nombre, su tiempo y algo de su dinero en apoyar a quien no va ser? La respuesta es clara: No. La clase política sabe distinguir quien será el elegido o, en este caso, que corcholata será destapada.

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Poco tiempo bastó para que Nacho, el primo consentido del Presidente López Obrador, empatara en las encuestas a su primo, el marinista Armenta Mier, porque eso sí se debe reconocer, el senador Armenta Mier tiene mucha estructura en el interior del estado, estructura de ese gobierno marinista que supo conservar y utilizar, sin embargo, cuando el presidente dice quiero que sea Juan o Juana, pues Juan o Juana será. ¡Vaya! no hay que sorprendernos, así se ha actuaba en los años del más duro del priato y MORENA, es la versión clásica de ese priismo añejo y anquilosado en los años setentas y ochentas.

Si nos echamos un clavado rápido en la historia de cada uno, veremos, como lo mencioné líneas arriba, que uno fue discípulo de Bartlett y el otro de Marín, más escuela de ese priismo rancio no puede haber.

El candidato del presidente López Obrador es Nacho, lo demás, es pantalla y ficción. ¿Qué hará el Senador Alejandro? Repetir. Digo, quien no desea estar otros 6 años disfrutando del legislativo bajo la promesa: en la siguiente, te toca.