La reconciliación va

Eran los tiempos en los que el inoperante Ignacio Mier se asumía como el elegido en la contienda interna de Morena para ser coordinador en el estado de la defensa de la 4T. Un grupo de huelelillos -sobrinos, sobrinas, periodistas que devinieron en propagandistas y difusores de propaganda negra y aliados- se lamían los bigotes.

Bajo la lógica de que ocupar esa posición partidista le habría casi en automático las puertas de Casa Aguayo y, con ello, por primera vez obtener un cargo por la vía del voto, alimentó de noche y de día ambición y soberbia.

Una fuente digna de crédito narró al autor de la columna el día en que en una reunión, el coordinador de la precampaña, Fernando Manzanilla e Ignacio Mier se repartieron el estado, los cargos y… cobro de facturas entre quienes estaban líderes políticos, periodistas insumisos y servidores públicos. La venganza supuraba.

Del gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina tuvieron palabras poco amables, “algo se le dará” dijeron con desprecio ante lo que aún se consideraba inminente: la nominación que el 10 de noviembre obtuvo Alejandro Armenta ante el azoro de los seguidores de Mier.

La disposición del gobierno como patrimonio propio, festinar una posición sin haberla ganado y la exultante conducta por un hecho incierto no puede ser sino el producto de la “vulgar ambición”, para utilizar un término utilizado por el líder político a quien el diputado Mier quema incienso, AMLO y resulta de una inmadurez política que ofende.

Por ello conviene subrayar el ánimo que en el gobierno de Salomón prevalece: la reconciliación impensable en el círculo de Ignacio Mier, va sin dobleces y con la madurez política que la circunstancia política por la que atraviesan los poblanos.

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Haber abierto las puertas de la administración pública a su sucesor, como sucedió el miércoles en la primera reunión pública frente a medios y este viernes en una comida con la prensa poblana, al tiempo de poner a disposición un equipo responsable de la entrega recepción debe verse como un nuevo paradigma en política.

De axioma aquel de que el poder no se comparte no quedará mucho pues el hombre por quien la mayoría de los legisladores votó para sustituir al difunto Miguel Barbosa ha mostrado equilibrio, sensatez y humildad, valores que derivan de la madurez política.

No fue Mier Velazco el elegido tras revelar las encuestas en noviembre del año pasado. Fue su primo, el entonces presidente de la mesa directiva del Senado de la República con quien Sergio Salomón había tenido diferendos políticos en el pretérito que parecían insalvables.

Cuidadoso de los tiempos y la circunstancia, de los términos frente a los asistentes, dotado de ropajes de madurez, el gobernador electo supo ocupar el lugar que le correspondió en los tiempos que corren: el invitado de un anfitrión que abrió las puertas de su gobierno.

Nada parece alterar el ritmo de trabajo de quienes ambos gobernadores designaron para solventar los procesos establecidos en la entrega-recepción de un gobierno de grandes dimensiones que deberá concluir sin contra tiempos antes de sei meses.

La reconciliación necesaria para Puebla marcha con paso seguro.