El partido que se erige en México como el referente de la moralidad pública, postula principios como “primero los pobres” y “no robar, no mentir y no traicionar” comienza a mostrar fisuras, grietas a través de las cuales asoma la componenda y la transa.
Sólo así se puede interpretar los datos que el ex candidato a la presidencia municipal de la capital por el PAN y sus aliados, Mario Riestra publicó en su cuenta de X, a propósito de la información divulgada por La Jornada de Oriente.
Según la especie, dos partidos políticos que han sido paleros, carecen de identidad ideológica, estructura y militantes, habrían sido beneficiados con el traslado de votos que no obtuvieron en las urnas, pero sí por debajo de la mesa por un acuerdo inconfesable.
Se trata de Fuerza por México y Nueva Alianza, entelequias del sistema de partidos fundados por Pedro Haces, un empresario con cercanía con la cúpula de Morena y por Elba Esther Gordillo, la ex dirigente del SNTE que en su momento pactó con los pragmáticos panistas Felipe Calderón y Rafael Moreno Valle, respectivamente.
Riestra asegura tener documentadas irregularidades en la permuta de votos que fueron obtenidos por Morena en la capital y luego aparecieron en ambos partidos políticos. La sola mención de una acción de esa naturaleza pone en duda la actuación del Instituto Electoral del Estado que se había mantenido al margen de la diatriba política y la calentura natural de todo proceso comicial.
Más de Parabólica: Batalla perdida
Citó documentos como actas de al menos cinco casillas y sus respectivos cómputos municipales que ofrecen datos diferentes. En la casilla 950 C2 por ejemplo, Morena apetece con un total de 159 sufragios mientras que Fuerza por México y Nueva Alianza seis y uno, de manera respectiva.
En el cómputo respectivo los datos son diametralmente opuestos: Fuerza por México 152 votos, Nueva Alianza ocho y Morena dos. Si estos datos ofrecidos por el ex candidato a la alcaldía se confirman estaremos ante un conjunto de acciones inadmisibles desde diversos ángulos.
El primero de ellos, haber torcido la voluntad en eras de alimentar de manera artificial a dos partidos con nula vocación política legítima trae implícito una traición a la vocación de Morena pues todo partido se crea para obtener el poder vía el voto popular.
El manoseo de los sufragios es además, un acto de traición a la gente que sufragó por un partido político que, en efecto, estaba destinado a la victoria con o sin los votos transferidos a dos franquicias electorales que estaban destinadas a su extensión sin remedio, pues está lejos de concitar interés o esperanza entre la sociedad.
En el aire quedará hasta ahora la motivación que llevó a dotar de respiración artificial a los partidos referidos. De ser consistente la información ofrecida, ¿qué gana el partido político que claramente obtuvo el triunfo, a cambio de un señalamiento tan serio?
El número de sufragios que estas dos franquicias habrían obtenido con las prebendas referidas no iban a variar el resultado de la elección como se puede observar, con 29 mil 312 votos pero empaña un proceso que se había mantenido lejos de la sospecha de trampa alguna y prevalecerá si es que no hay una explicación lógica, coherente y oportuna.