El martes 19 de noviembre y el lunes 2 de noviembre, el gobernador electo, Alejandro Armenta, se refirió a dos temas que corren en paralelo, pero que cruzan sus caminos con mucha mayor frecuencia de lo que parece y que han formado parte de un modelo de negocio que ha producido exorbitantes ganancias y nuevos ricos.
El mes pasado en una de sus alocuciones ante los medios habló de un empresario que se acercó con uno de los suyos para hacer un negocio “sin que se entere el gobernador (aún electo)”, en un mensaje lleno de simbolismos porque hasta la llegada a la escena pública de la llamada 4T, ese tipo de asuntos solía ventilarse en el ámbito de la discreción, lejos del escrutinio público.
Por las obviedades del caso el mandatario electo reservó la identidad del personaje que se acercó a su círculo cercano con el propósito de generar ganancias indebidas al amparo del nacimiento del nuevo gobierno, así como del armentista que se resistió al canto de las sirenas que suelen acompañar actos de corrupción.
Tampoco es muy difícil advertir las identidades de ambos personajes, protagonistas de esa historia porque en la esfera local todos se conocen más por sus prácticas indebidas que por méritos propios. La esfera pública permite ver a cada quien en una vitrina que solo ignora quien se resiste a ver lo obvio.
Este lunes al salir a escena frente a medios de información volvió al tema de la corrupción. Advirtió que será denunciado quien a nombre del gobernador electo busque obtener dinero por debajo del agua. Tampoco reveló la identidad del involucrado, pero ofreció mayores datos.
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Dijo tratarse de una persona que se resiste a pagar la deuda por la adquisición de un automóvil bajo el argumento de ser familiar del gobernador electo y que expuso además que la hija tiene relación de noviazgo con el primogénito de la familia Armenta-Arellano.
No son casos aislados los que ha ventilado público Armenta, sino el síntoma de un modelo que se ha enraizado en un segmento de la sociedad en el que medran personajes acostumbrados a tranzar a base de relaciones sociales, políticas y de conveniencia.
En unos otro caso expuesto se ha cortado de tajo para terminar con la insana costumbre de aprovecharse del acceso del cargo y al dinero público, como ha sucedido en Puebla y la totalidad de las entidades hasta convertirse en parte de los usos y costumbre en México.
El nuevo gobierno comenzará funciones en nueve días más. Desde que se concretó el triunfo de Armenta en la cruenta interna de Morena el viernes 10 de noviembre de 2023 y en las urnas en junio de este año, el grupo que lidera ha sido objeto de todo tipo de tentaciones.
El círculo de colaboradores que han estado en torno al gobernador electo en las duras y las maduras se podrían contar con los dedos de las manos. Otros llegaron con el paso del tiempo y han ganado su lugar por capacidades o lealtades, pero no son todos.
En el curso de los meses se verá quien de los integrantes del futuro gabinete habrán entendido los mensajes encriptados de un jefe dispuesto a terminar con ese modelo de privilegios a base de acuerdos en lo oscurito, lleno de inmoralidad e ilegalidades.
