¡México necesita unidad!

Las sistemáticas advertencias del presidente estadounidense Donald Trump contra la comunidad migrante, entre ellos las y los poblanos, preocupa a sus familias y ocupa a las autoridades federales y estatales; sin embargo de nada servirán estrategias de reacción, contención y ayuda a los paisanos y connacionales si no hay unidad entre los gobiernos. Este es el momento ideal para hacer a un lado filias y fobias, para cerrar filas y trabajar en unión ante las amenazas de un mandatario narcisista e intolerante como Trump.

La presidenta Claudia Sheinbaum ha estado atenta. Ha fijado posturas ante los amagos del vecino presidente desde antes que asumiera el cargo y la mandataria ha sido contundente. La firmeza de la mexicana ha sido bien vista por las y los ciudadanos, así como los analistas e internacionalistas; es decir que sus posturas han sido las correctas.

El diseño e implementación de políticas reactivas para atender a los paisanos repatriados serán un plan para atender lo inmediato, pero será insuficiente si esas acciones no tienen una extensión en los lugares de origen de las y los mexicanos que tuvieron que partir para buscar mejores oportunidades para ellos y sus familias; en otras palabras, se requerirá de la activación de los gobiernos estatales y hasta los municipales.

Y es que las causas que dan paso a la migración siguen siendo las mismas que dieron origen a este fenómeno: la búsqueda un empleo digno y bien remunerado, es decir una fuente de ingresos segura que garantice techo, alimentación, vestido, salud y educación a las familias.

Las personas que decidieron marcharse a una nación distinta dejando todo en la búsqueda del sueño americano, de por sí no tenían nada y por ello se fueron a probar suerte para ayudar a sus padres, a sus hermanos menores o su motor para ir a buscar el billete verde fueron la esposa y los hijos.

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Bien, pues esas poblanas y poblanos, esas mexicanas o mexicanos se fueron porque aquí en su país no hubo oportunidades de empleo, ni tampoco hubo garantía de progreso que les ofreciera satisfactores básicos para sobrevivir y hoy, la realidad es que sigue siendo la misma.

A pesar de la transición de gobiernos emanados de distintas filiaciones partidistas, ninguno ha tenido la visión de impulsar políticas públicas capaces de atender un problema social que se ha desbordado y que hoy es la principal razón de que Trump se envalentone con los más débiles.

Para los regímenes en México ha sido muy cómodo observar como los connacionales, con el envío de sus remesas, han ayudado al país a sostenerse e incluso a generar riqueza, sin embargo este panorama, con el retorno de Trump, va a cambiar.

Consciente de esta realidad, la presidenta Sheinbaum ya ha anunciado una estrategia que incluye acciones de defensa, ayuda y entrega de recursos para los migrantes repatriados. El plan está bien, pero es insuficiente. Los gobiernos estatales, desde la Conago, ya cerraron filas con la mandataria con estrategias locales para atender a sus paisanos. Pese a la suma de esos niveles de gobierno, aún así será insostenible la ayuda. Por más becas y pensiones que se ofrezcan, solo serán un recurso inmediato y emergente que no será la solución.

A la par de estas acciones para ayudar a las y los paisanos, los 3 órdenes de gobierno deberán diseñar planes a largo plazo, crear fuentes de empleo dignas y mejor pagadas, garantizar servicios de salud, educación y vivienda. Sin bien esos conceptos ya estaban en el plan gobierno, pues deberán duplicarse y acelerarse con urgencia o de lo contrario el conflicto ahí seguirá. Y queda claro que para lograr esa misión, solo será posible si hay unidad de las y los mexicanos.

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