La ratificación del empresario Héctor Alberto Sánchez al frente del Consejo Coordinador Empresarial en Puebla cierra un circulo de cambios en los organismos cúpula del sector privado y abre nuevas y mejores oportunidades para mujeres y hombres de en el paisaje estatal.
Un conjunto de nuevos perfiles encabezan cámaras, colegios y sindicatos que permiten anticipar un mayor clima de entendimiento entre sus propios gremios y sino con el grupo político hecho gobierno a partir de mediados de diciembre pasado.
Menos dogma y mas diálogo podría ser la premisa con las personas que ya desde hacer tres semanas conducen a la Confederación Patronal de la República Mexicana que por primera vez se inclinó por una mujer empresaria de éxito como Bety Camacho, que tomó protesta el 31 de enero.
Se trata como ya se ha dicho en otra entrega, la antítesis de un gremio empresarial a cuya cabeza estuvieron personajes claramente identificados con las familias custodias, el Yunque y el Partido Acción Nacional que jugaron un papel activo en la escena política.
Por ejemplo en el intento de derrocamiento del ex gobernador Mario Marín, orquestado desde la Presidencia de México en manos de otros conservadores como Vicente Fox Quesada, Carlos Abascal Carranza y el alter ego del panismo radical de la primera década del año 2000, Felipe Calderón Hinojosa.
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La historia es bastante conocida en el país, sin embargo es preciso citarla para las generaciones nuevas que por diversas razones escapan a sus detalles. La trama de la intentona de la caída de ese grupo político había tenido la coartada perfecta: la supuesta tortura en contra de Lydia Cacho Ribeiro.
El ratificado Héctor Alberto Sánchez que estará al frente por un periodo anual mas al frente del CCE también marca un derrotero que ya había comenzado cuando decidió por un viraje institucional, menos militante y de mayor apertura que significó por ejemplo, mantener un canal de comunicación con perfiles de línea dura en Morena, como Miguel Barbosa, fallecido en diciembre de 2022.
Desde que encabezó a la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción capítulo Puebla a cuya cabeza se encuentra ahora otro empresario ratificado y de perfil mas ejecutivo y menos militante, Gustavo “Tavo” Vargas Constantini, se apartó la estrategia de confrontación que otros líderes de la iniciativa privada mantuvieron frente al gobierno estatal.
Uno los momentos más álgidos en las relaciones entre la IP y el gobierno sucedió en noviembre de 2021 en la renovación de la dirigencia de Coparmex que quedaría luego en manos de un duro como Rubén Furlong cuando Barbosa recriminó la falta de apoyo solidario del sector empresarial frente al desafío de la pandemia y el gremio empresarial demandó la “liberación” del campus de la Universidad de las Américas Puebla que también vivía una de las peores crisis.
Las relaciones se rompieron y la actividad económica tuvo repercusiones profundas. La mayoría de los protagonistas de ese episodio ya no están en el escenario y tampoco tiene modo de influir en las decisiones del sector público ni político.
Desde el 1 de febrero el Colegio de Ingenieros Civiles también vive otro capítulo con Alejandro Muñoz Muratalla y Marco Cervantes Márquez al frente. Conocidos y respetados en el gremio de la construcción y la iniciativa privada han hecho un camino tenaz a base del mejor instrumento para alcanzar metas y concretar propósitos: el diálogo.