El sábado 1 de febrero un aviso siniestro para la familia puso fin a la búsqueda frenética para encontrar a José Gamboa Jiménez, un joven de 24 años de edad que desapareció desde el sábado 25 de enero por el rumbo de San Felipe Hueyotlipan. Una escena de nota roja que se perdió entre el resto de sucesos de sangre en la zona metropolitana.
Fue cuando vecinos alertaron a las autoridades de lo que parecía un cuerpo humano y que mas tarde se confirmó. El hallazgo en efecto, se trataba de una persona sin vida, encobijada, atada de pies y manos, cubierta de cinta canela y notoriamente martirizada.
Gamboa Jiménez, quien claramente fue víctima de un grupo delictivo tiene lazos sanguíneos con la ex regidora priista, Christian Guzmán Jiménez, esposa de Alberto Jiménez Merino, asesor en agronomía de la Coordinación del Gabinete del gobierno del Estado.
El martes 4 de febrero alrededor de las 5:00 de la mañana dos mujeres viajaban a bordo de un taxi rumbo a la clínica 6 del Instituto Mexicano del Seguro Social por el mismo rumbo de la ciudad por donde fue encontrado el joven ejecutado. Sobre la calle 15 de mayo camino a la consulta médica de la mayor de las mujeres, el automóvil de alquiler debió hacer alto total, sin aviso previo y en forma brusca.
Justo delante del taxi un grupo armado despojaba con violencia una pareja -hombre y mujer-, de un automóvil compacto. El barón se resistió al atraco y hubo disparos que por fortuna, no dejó heridos aunque el automóvil fue despojado de sus propietarios.
De este evento violento no hubo un solo reporte al 911 y tampoco trascendió a las redacciones de los medios que se especializan en nota roja, pero existió. Una de la mujeres que viajaba a bordo de ese taxi narró con lujo de detalle el difícil momento en el que las vidas del taxista, su madre y ella misma estuvieron en riesgo.
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Curiosamente la cadena de eventos que ha ocurrido en la capital viene luego de un operativo que la Secretaría de Seguridad Pública realizó en el penal de San Miguel en donde fueron aseguradas distintos tipos de droga, entre ellas casi un kilogramo de la que se conoce como “china blanca”.
Se trata de una de las mas poderosas drogas sintéticas hechas a base de heroína y fentanilo, que llegó primero a las calles de Estados Unidos procedente de China y ahora tiene un crecimiento en el consumo mexicano por el bajo costo: una dosis se puede conseguir por menos de 150 pesos, por ejemplo.
La madrugada del 23 de enero también hubo decomisos de marihuana y cristal, sin embargo la nota fue el aseguramiento de la droga sintética que tiene insumos que viene de la amapola de la sierra de Guerrero y precursores químicos de Asia en un penal poblano.
Una cosa llevó a la otra: cinco días después, el 28 de enero pasado fue cuando se consiguió desarticular un grupo de 14 personas que vivían en dos zonas de alta plusvalía en la capital como Haras y la Calera -a unos pasos de la 25 Zona Militar– y dos narcolaboratorios en el vecino estado de Tlaxcala.
El avispero está alborotado y hay gente expuesta a la reacción del grupo criminal que no debe esta cómodo con el golpe asestado a partir de la destrucción de los locales en donde se producía la droga que llegó al penal de San Miguel y otros centros penitenciarios.
Habrá que esperar que los responsables de la seguridad en Puebla tengan una ruta clara de contención para evitar mayor derramamiento de sangre. Cualquier estudio criminólogo advierte que el panorama de incertidumbre va en aumento cuando sucesos como el de San Felipe o el de 15 de Mayo alcanza a gente que nada tiene que ver con la dinámica criminal.