El padre del flamante militante de Morena, Miguel Ángel Yunes Linares fue un indigno opositor a las fuerzas políticas de izquierda en México porque en su gen está el impulso del dictador que no admite disonancia ni la pluralidad del paisaje que se dibujaba desde la década de los ‘90.
El hijo mayor de este priista de militancia indefinida, Miguel Ángel Yunes Márquez renegó del partido que acogió a su parentela cuando ya no tuvieron cobijo en el PRI de Fidel Herrera y de Javier Duarte, dos impresentables cuadros veracruzanos que ahora están en el lugar que la historia les reservó.
Debe ser la juventud de la dirigente nacional de Morena, Luisa María Alcalde lo que le impidió saber que los Yunes, sobradamente el patriarca de esa familia, hostigaron e hicieron mofa del movimiento que en 2018 llegó al poder, cuando en 2004 llevaron borrachines y “vestidas” -así les llamaba la clase política priista veracruzana a los homosexuales- a perseguir a Cuauhtémoc Cárdenas, en ese año candidato a la presidencia por un PRD nuevo y beligerante.
Ya en esta columna se ha contado con detalle el bochornoso episodio que el candidato opositor padeció en Xalapa y luego, el el Gran Café de la Parroquia en el puerto jarocho. Las imágenes y fotografías que llegaron a las redacciones de periódicos, radio y televisión del país como parte de una indigna campaña negra financiada por el gobierno del salinista Patricio Chirinos Calero.
Debe ser el pragmatismo obsceno de Adán Augusto López Hernández y la renovada petulancia de Gerardo Fernández Noroña lo que abrió la puerta del partido dominante al cachorro Yunes, como si se tratara del cuadro más valioso en el movimiento del fundador Andrés Manuel López Obrador.
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Habló de bases “yunistas” sobre las que descansa el proyecto político del nuevo fichaje, a despecho del apoyo que el panismo veracruzano le dispensó para ser alcalde del puerto de Veracruz, con lo que refrenda su condición de político oportunista, mentiroso y abusivo.
Oportunista por el cambio recurrente de chaqueta militante: de piel priista mutó al azul de Acción Nacional y devino en guinda de Morena; mentiroso porque las bases a las que alude son inexistentes pues hoy en día los veracruzanos detestan a esa familia que cambió de chaqueta y abusivo porque pretende borrar un pasaje de la historia que los pinta de cuerpo entero y que las nuevas generaciones desconocen.
Como presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, Miguel Ángel Yunes Linares recibió la más escandalosa paliza electoral cuando perdió los municipios más importantes a manos de un panismo decidido a disputar el poder a esa fuerza política que ya para entonces mostraba signos de agotamiento.
Eran los tiempos en los que el partido político dominaba la escena política casi por completo, tenían el poder público, recursos humanos y dinero a manos llenos y aún así, Yunes Linares entregó malas cuentas a su jefe. Así ha sido la historia de esta familia que ahora recibió el cobijo de un partido que dijo haría las cosas de manera diferente.
Los Yunes en Morena son la manzana podrida que agudiza el proceso de descomposición de la fruta en la canasta y la de un movimiento político que con celeridad se pudre.